Derribando mitos

  Una cuestión muy común en Argentina, es no confiar en la reserva de valor de nuestra moneda, y la realidad se encarga de darnos la razón a cada momento. De acá se desprende una creencia que vamos a tratar de desmitificar.

  Para cubrirnos de la pérdida de valor, compramos dólares, así protegemos nuestros ahorros. Y por supuesto que comparado con el peso argentino parece estable. Pero la realidad es que también se devalúa. Por lo que perdemos poder de compra.

  Por ejemplo, si teníamos U$S 30.000 hace 10 años, para mantener el valor de adquisición hoy, deberíamos tener U$S 39.165; es decir, si durante esos años, solo los guardamos, perdimos un 30,6% de poder adquisitivo.

  Un recurso interesante para saber, de acuerdo al monto y tiempo, cuál es la equivalencia al día de hoy, o como calcular la pérdida de valor, incluso comparar precios, es www.usinflationcalculator.com

  Y no solo esto, sino comparar valores: no es lo mismo el valor de un vehículo o propiedad hace 10, 15 o 20 años que ahora.

  En este sentido, retomamos lo comentado en el artículo “Opciones reales para cuidar el patrimonio”. La moneda no es una inversión, porque no genera una renta, como no lo es el oro o la tenencia de una criptomoneda. Podemos ganar porque cambia el precio de acuerdo a la oferta y la demanda, pero no genera un ingreso genuino.

  Solo hay 3 maneras de invertir y obtener una renta:
  Acciones, entendidas como fracciones de empresas, o empresas y negocios: un kiosco, una zapatería, una pequeña fabrica.
  Bonos, entendido como prestamos con un beneficio en el retorno.
  Inversiones inmobiliarias, que generen una renta por alquiler, o un beneficio en la venta del bien terminado, cuando se intervine en la construcción.

  Esto es una observación sintética, y que no pretende ser un consejo de inversión. Simplemente es poner las cartas sobre la mesa, y poder identificarlas.